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viernes, 21 de junio de 2013

¿Eres una persona creíble?

¿Por qué no me dices lo que opinas?
Hacía mucho tiempo que no traía un artículo de Patricia Ramírez. Y mira que me gusta. En este caso se trata sobre la percepción que tienen los demás sobre tu credibilidad. La verdad es que cuando era más joven me importaba un pito lo que la gente pensara de mí. Ahora me sigue importando muy poco lo que la gente piensa de mí, al menos los que no conozco, pero sí es cierto que me importa mucho la opinion de la gente que me rodea y un poco la de mis compañeros de trabajo y mis jefes. 

creible
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Así que aquí os dejo....

¿Eres una persona creíble?

¿Te has planteado alguna vez si los demás confían en ti, si creen en lo que les transmites, llegas a la gente? Hay personas a las que da gusto escuchar y a las que crees a pies juntillas. Las oyes y te motivan, incluso te genera que te plantees tu creencias y cuestiones que creías tener completamente seguras. ¿Por qué? Por su nivel de credibilidad. Son personas que impactan.

La credibilidad está relacionada con el éxito social, personal y profesional. Nos gusta escuchar y relacionarnos con las personas que nos confieren seguridad, aquellos a los que seguiríamos de forma fiel. Los maestros, líderes, médicos, oradores, psicólogos, mecánicos... madres y padres que tienen credibilidad, no necesitan imponer ni gritar. Se les sigue porque se confía en ellos.

La credibilidad tiene que ver con el carisma, es su parte más innata, pero existen otros criterios y variables que predicen y definen a un apersona como creíble. El carisma, mal utilizado, puede hacer mucho daño a personas altamente sensibles e influenciables, como las famosas sectas. Pero hoy dedicamos el artículo al buen carisma y la credibilidad que es capaz de insuflar motivación, curiosidad y cambio.

La credibilidad tiene tres momentos relacionados con la interacción: preconocimiento, durante la relación personal, y después de que termine el encuentro. Veamos cada una de ellas y cómo podrías fomentarlas tú.

CREDIBILIDAD ANTES DE ENTRAR EN CONTACTO CON LA PERSONA (esa que luego te parecerá creíble o no)

En este momento importa la reputación que tenga la persona que vas a conocer y su apariencia. El nivel de reputación es inversamente proporcional a la importancia de su presencia física. ¿Por qué? Porque cuanto mejor te hayan hablado de la persona, menos te importa la imagen que tenga. Habrá ganado tu confianza antes de que le des la mano.

Te pongo un ejemplo: imagina que vas a visitar a un especialista en digestivo que te han recomendado por varias vías, ¡qué casualidad! Tu hermana te dijo que es amabilísimo, que se explica genial, que te da tranquilidad, y además, una vecina, que estuvo la semana pasada en su consulta te ha dicho que es fabuloso. En el momento en el que entras en su consulta, si te encuentras a un hombre que no responde al rol de médico (bata, corbata, zapatos pulcros, etc.), te dará igual, porque tú ya vienes con unas expectativas muy positivas.

Pongámonos en el caso de no tener ni idea sobre este médico digestivo, no tienes referencias, ni positivas, ni negativas. Llegas a la consulta, preocupada con tu dolor de estómago y te encuentras con un médico en vaqueros, chanclas, muy simpático, pero muy hippie... te genera dudas. La credibilidad no es la misma que si entras y te encuentras al médico de toda la vida, su bata, sus gafas, su termómetro en el bolsillo. Sencillamente, no era la imagen que tenías de él en tu cabeza y genera disonancia. Así que en este primer contacto, tu médico, que no tenía reputación, ni la imagen que tú habías deseado de un doctor, parte con baja credibilidad.

La edad es otro factor a tener en cuenta. A nivel profesional otorgamos más credibilidad a aquellos que rondan entre los 35 y 55, personas que han cogido experiencia y que alcanzan un conocimiento y una edad en la que uno todavía es joven para estar motivado, pero con la experiencia suficiente como para minimizar el número de errores.

Se confía menos en la gente joven, de entrada, no por nada, sino porque se les otorga menos confianza. Hay personas jóvenes, que una vez que las conoces, que es la segunda fase, te das cuenta de que son altamente competentes.

Factores como la afiliación política, la etnia, la religión, etc. también influyen en este primer impacto.

Así funcionamos por lo general. Pero no estamos perdidos, la credibilidad puede subir o bajar en el momento en el que interactuamos con la persona.

SEGUNDA FASE: LA CREDIBILIDAD DURANTE LA INTERACCIÓN
En esta segunda fase entran en juego varias variables muy importantes. Estate muy atento para que las puedas manejar bien:

  1. EL CONOCIMIENTO ES CLAVE. Cuanto más sabio y conocedor parece alguien, mayor credibilidad. Ahora ya que el médico vaya en vaqueros, te da igual, o que tenga 29 años. Su conocimiento te ha cautivado.
  2. HONESTIDAD, CLARIDAD Y TRANSPARENCIA. Te dan credibilidad las personas de bien con buenas intenciones. Nadie se quiere relacionar con alguien con dobles intenciones, el que te ofrece ayuda pero busca algo a cambio. Las personas no se sienten seguras con gente así. Y la exageración, la mentira, la robada de medallas provocan la pérdida de confianza y credibilidad de quien se comporta así.
  3. ASUMIR ERRORES. Las personas exitosas se equivocan, pero como asumen el error como forma de aprendizaje, no les importa reconocerlo. No existen las personas perfectas.
  4. DINAMISMO Y OPTIMISMO. La alegría, el optimismo, las personas que hablan en términos de soluciones en lugar de problemas, tienen más credibilidad que aquellas que parecen estar rodeadas de energía negativa y vivir en un mundo amenazador y sin soluciones.
  5. COMUNICACIÓN. Sé claro, directo, sencillo. No te pierdas en largas frases, ni te parafrasees a ti mismo. No tienes que escucharte tú, recuerda que estás interactuando. Las personas con las que hablas puede que carezcan de tu nivel cultural, o desconozcan los tecnicismos. No eres más sabio por hablar más y de forma más culta, sino ser capaz de que la persona que está enfrente te entienda.

TERCERA FASE: LA CREDIBILIDAD POSTENCUENTRO
Este tipo de credibilidad depende de tres variables:

  1. Tener palabra. Hoy en día nadie se fía de nadie, y es una pena. Tener palabra significa ser respetuoso y leal a lo que le dijiste. Sin necesidad de firmar papeles. Cumplir lo que se promete. Me gusta la gente de palabra.
  2. Tu credibilidad también va a depender de la sensación que la persona tenga sobre la información que le has dado. Si el paciente sale de la consulta con la idea de que lo tiene todo claro, de que le has despejado las dudas y que la comunicación ha sido fácil, tendrás más credibilidad. Ahora, si sale con dudas, tu credibilidad bajará.
  3. De factores ajenos a ti que potencian o minimizan tu discurso. Si coincide que lo que has transmitido se relaciona de forma positiva con una noticia en los medios en la misma línea, tu credibilidad subirá. Pero esto no lo puedes manejar. Así que como si no lo hubiera escrito.
  4. Y sonríe. La verdad es que no sé si la sonrisa influye en la credibilidad... pero es tan agradable, que no debemos perder nuestra sonrisa nunca de vista.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Consejos para tratar con personas tóxicas

¿Por qué no me dices lo que opinas?
Esta entrada viene muy al caso de la que escribí el otro día de los Vampiros... Es de Patricia Ramírez, y como siempre, se puede encontrar en el Huffington Post
personas toxicas


CONSEJOS PARA TRATAR CON PERSONAS TÓXICAS

Hay veces que la estupidez humana no deja de sorprenderme. O la estupidez o la mala leche, que no sé qué es peor. Bueno sí, la mala leche unida a no tener dos dedos de frente.

El mundo está lleno de personas tóxicas. ¿Y quiénes son las personas tóxicas? Pues existen varias clases, desde los menos dañinos a los más malévolos.
  • Personas tóxicas pasivas: en esta categoría incluyo a los victimistas, los que echan las culpas de todo su mal a los que tienen alrededor, nunca son responsables de lo malo que les ocurre porque son los demás o las circunstancias los que provocan su malestar. Se sienten maltratados por la vida y abandonados por la suerte. Sus emociones están en manos de otros, por lo que nunca se implican ni responsabilizan para cambiarlas. Verbalizan en negativo, anticipan fracasos y se sienten unos desgraciados.
  • Personas tóxicas criticonas: viven de vivir la vida de otros, porque no les vale con la suya. Su vida es demasiado gris, aburrida o frustrante como para fijarse en ella. Así que destrozan todo lo que les rodea. No esperes palabras de orgullo hacia los demás, ni una valoración positiva. Porque el que a los demás les vaya bien, les potencia su frustración como personas. Puedes distinguirlas porque siempre tienen una crítica destructiva para los otros, los conozcan o no. Y si en algún momento dicen algo del tipo "si es verdad, está más delgada", en seguida lo adornan con un "pero se le ha quedado una nariz que parece un águila".
  • Personas tóxicas con mala idea: de estas es mejor huir, no darles ni media oportunidad. Están resentidos con la vida porque no han sido capaces de gestionar la suya. Todo lo interpretan mal, a todo el mundo le ven una mala intención, simplifican y sacan conclusiones memas de cualquier titular o comentario. Viven en un constante ataque de ira, como si el mundo estuviera en deuda con ellos. Y la mayoría son unos cobardes. Se escudan en el anonimato de las redes sociales para menospreciar a los que son capaces de superarles, a los que se esfuerzan y luchan por sobrevivir, mal que bien. Porque cada uno sobrevive como puede, con la mejor intención. Pero a ellos les supera. No soportan que otros tengan éxito, esfuerzo y fuerza de voluntad, porque éstas actitudes de superación les ningunea todavía más.
  • Los psicópatas con toda la cuerda dada: para los que no lo sepan, no hace falta matar en serie para ser un psicópata. El psicópata es aquel que inflige dolor a los demás sin sentir la menor culpabilidad, sin pasarlo mal. De estos hay muchos, muchos psicópatas de guante blanco, no de cuchillo ensangrentado. Todos los que te humillan, te faltan el respeto a propósito, te dicen que no vales, te pegan, te amenazan y provocan que te sientas ridículo y un "mierda". Sal corriendo, el que te lo hace una vez, repite. Y si te acostumbras a que te maltraten, terminarás pensando que ese es el trato que te mereces.

Cualquiera de las categorías de personas tóxicas contamina a los que tienen alrededor y transmiten continuamente energía negativa. Es un auténtico rollo tener que escuchar a personas como estas, que en lugar de alegrarte la vida, sonreírte, hacerte su compañía fácil, provocan que uno tenga ganas de salir corriendo y evite cada encuentro con ellos.

Aquí te dejo tres consejos para tratarlos:
  • Cuando un amigo te tenga "amargado" porque sólo habla de sus problemas y sus penas se convierten en el "monotema", no te pregunta por cómo te va a ti ni a los tuyos, te llama para desahogarse y además no escucha tus consejos... PÁRALO. Dile que ya basta, que tiene que tomar riendas en el asunto, que quejarse está bien para desahogarse, pero que el paso siguiente es ACTUAR. Estas personas se acostumbran a llamar la atención con sus desgracias y tienen a todo el mundo en vilo, pero luego son incapaces de responsabilizarse y actuar, porque optan por el camino fácil: LLORAR. Dile que estarás encantada de ayudarle siempre y cuando se movilice, pero que hasta que no tome cartas en el asunto no quieres oír ni una pena más. Y si se enfada, tiene dos problemas. Te aseguro que no le prestas ninguna ayuda si le refuerzas su conducta quejica. Seguirá siendo un parásito toda la vida.
  • No permitas que haga críticas de otras personas que no están presentes. Si lo hace con otros también lo hará contigo cuando no estés. No entres en su juego ni te identifiques con esa conducta tan fea que es criticar. Dile que no te gusta, que te parece mal hablar de los que no están, y que prefieres cambiar de tema. Si se enfada, es su problema. Es más importante ser ético y buen amigo, que evitar un conflicto con alguien tóxico. De todas formas, seguro que si no es este, encontrará otro motivo para enfadarse contigo. Es dificilísimo tenerlos contentos salvo que te sometas a todo lo que ellos quieren. Cuando la persona tóxica se dedique solo a hablarte de problemas, hazle reflexionar y pídele que piense en soluciones. Se gasta la misma energía y materia gris, pero mientras que la primera te consume y resta, la segunda opción aporta y suma.
  • Y por último, no permitas que nadie te falte el respeto y mucho menos te maltrate psicológica ni físicamente. Tú eres una persona digna y solo por eso mereces que te traten como una persona. No se grita, ni se pega, ni se insulta, ni se menosprecia, ni se humilla, ni se compara con nadie. Hazte valer, porque si no lo haces tú, incluso los que están alrededor pensarán que ese es tu valor, o sea cero. Planta cara, busca ayuda, ponte en tu sitio, acude a los servicios sociales o al organismo competente, pero no te arrastres. Si lo consientes una vez terminarás por normalizar este trato que recibes. Y esto es válido en el ámbito familiar, laboral y entre los amigos.
Hagamos piña entre los que nos consideramos buenas personas y personas de bien. Busquemos algo que nos identifique, como una pegatina, un lazo de algún color que sirva para distinguirnos y que sepamos quién nos va a proteger, ayudar y de quién no vamos a recibir una puñalada.

¿Y tú de qué lado estás? Yo no sé vosotros, pero yo estoy harta de este tipo de gente.

martes, 5 de marzo de 2013

Si no está para ti, no estará para ti aunque te pongas...

¿Por qué no me dices lo que opinas?
Este artículo lo he leído en El Huffington Post, versión de España. Lo ha escrito Patricia Ramírez, psicóloga del deporte y conferenciante. Me he permitido el lujo de reproducirlo, porque me parece altamente recomendable y aplicable. Para mí la primera.

soledad