martes, 5 de marzo de 2013

El derecho a la vida


Este fin de semana el señor Gallardón se ha desmarcado con unas declaraciones que, cuanto menos, son innecesarias: "La malformación del feto no será ya un supuesto para abortar". Con estas declaraciones se desmarca el ministro de Justicia en plena vorágine de la prima de riesgo, el hundimiento de la bolsa, el recorte de derechos sociales,... No sé si lo hace para entretenernos o para ponerse él mismo en la picota y evadir la atención de otros ministros. Cualquiera de las dos cosas las ha conseguido.
derecho a decidir

La idea del ministro de Justicia de eliminar el supuesto de la malformación del feto es una barbaridad. A ver, sentido común. No se trata de que una mujer quiera elegir tener un hijo perfecto. No, señores. Es que hay fetos con anomalías fetales graves o incompatibles con la vida. Además, parece que es que el aborto es un método anticonceptivo. Que es que las mujeres quieren abortar y que lo hacen por capricho. Simplemente están tomando una decisión, no solo sobre su cuerpo, sino sobre el devenir de su vida.

No quiero entrar en demagogia barata ni en consideraciones morales, así que lo dejo aquí. Después de leer el comentario de mi amiga Mer quiero añadir lo siguiente, puesto que me lo ha recordado:
El aborto por malformación del feto a veces no es una opción, sino una obligación. Hay enfermedades con las que un bebé puede sobrevivir, mejor o peor, con tratamientos, pero puede sobrevivir. Hay otras veces que el parto de un bebé con anomalías fetales conllevan la muerte a los dos días, la semana o a la quincena. Hay niños que no desarrollan cerebros, que no existe el tratamiento para curarlos. No se trata de que el bebé sea moreno, cuando preferiríamos que fuera rubio. Que el bebé sea diabético. Porque la diabetes se puede controlar, señores. Pero hay enfermedades que llevan irremediablemente a la muerte, muchas veces con sufrimiento, tanto del bebé como de la madre. Y no quiero seguir.

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