miércoles, 6 de marzo de 2013

Y triunfó el amor


Porque aunque parece el final de un cuento de hadas, como en todo cuento que se precie, también ha habido una bruja que ha intentado hacer que no fueran felices y que comieran perdices.
amor gay


Todo esto empieza porque alguna vez un hombre se enamoró de otro hombre. O una mujer de otra mujer. Pero además, quisieron hacerlo oficial y tener derechos como pareja: contraer matrimonio, vaya.

De repente, un día, un partido político lo incluyó en su programa electoral y ganó las elecciones. Y encima quiso cumplir su promesa electoral. E hizo la ley que modificaba el Código Civil, permitiendo el matrimonio entre personas del mismo sexo. Porque no nos olvidemos de que los homosexuales son ante todo personas. Con una condición sexual diferente a la de los heterosexuales, pero personas. Y triunfó el amor. Sin embargo, el otro partido mayoritario, decidió convertirse en la bruja del cuento y poner un recurso ante el Tribunal Constitucional contra dicha ley. No sólo eso, sino que la Iglesia Católica, no teniendo otra cosa por la que preocuparse, soliviantó a sus fieles saliendo a la calle en manifestación en contra de la igualdad entre homosexuales y heterosexuales. Bueno, vale, y contra el divorcio expres, educación para la ciudadanía, la ley del aborto y todo aquello que le parecía mal como si fueran un partido político.

Ahora, siete años después el Tribunal Constitucional, en un acto de cordura, ha decidido resolver que el matrimonio entre personas del mismo sexo es constitucional. Ahora sí, ahora ha triunfado el amor por fin. Porque las personas que se han casado durante estos siete años ya sí pueden respirar tranquilas y saber que sus matrimonios no van a ser disueltos.

Y aunque algún ministro y algunos medios de comunicación sigan diciendo que constitucional puede ser, pero matrimonio no, lo siento, señores, pero se la tienen que envainar. ES MATRIMONIO. Y triunfó el amor. Y fueron felices y comieron perdices en la vida real.

Colorín colorado este cuento se ha acabado.

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