domingo, 3 de marzo de 2013

No me acuerdo de olvidarte


¿Cuántas veces habré intentado olvidarte sin conseguirlo? Siempre hay algo que me recuerda a ti. Tu nombre, una canción, un olor,... Pero, por encima de todo, son las canciones. Cualquiera de las canciones del gran poeta me traen recuerdos de ti y tu imagen a mi mente. Tus silencios, mis esperas, tus llamadas, mis mensajes,... El sentimiento será el mismo aunque el tiempo transcurra. Precisamente por eso, adiós.

Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son los últimos versos que te escribo. Para decir con Dios a mí me sobran los motivos.

no me acuerdo de olvidarte





¿Cuántas veces habré intentado olvidarte sin conseguirlo? Compartimos secretos, confidencias, muchas risas e incluso lágrimas. Pensé que contigo la sinceridad y la claridad eran virtudes. En cambio, a tu lado solo era el patito feo para que tú lucieras como el cisne que no eras. Durante mucho tiempo pensé que volvería a abrirte los brazos si algo necesitaras, pero hoy se cierra la puerta. Así que adiós.

Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son los últimos versos que te escribo. Para decir con Dios a mí me sobran los motivos.

¿Cuántas veces habré intentado olvidaros sin conseguirlo? Durante muchos años me ha costado entender porque no tener el concepto clásico de la institución más valorada. ¿Qué tara tendríamos? No hay ningún problema, no es necesario. Somos afortunados porque tenemos, tengo un núcleo que se preocupa por mí como yo necesito. Con nuestros más y nuestros menos, pero leales y fuertes como una roca. Un núcleo indivisible, por mucho que le pese a algunos. Y no necesito más. Ya no. Tampoco explicaciones. El movimiento se demuestra andando y las palabras se las lleva el viento. Así que, adiós.

Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son los últimos versos que te escribo. Para decir con Dios a mí me sobran los motivos.

Y tú, tú. Tú que aunque tan poco tiempo estuviste cuánto me marcaste. He renegado de cada parecido que me han sacado de ti. Al final, estoy aprendiendo a convivir con ellos, pero también estoy intentando limar todos aquellos que me perjudican. Porque no fuiste bueno. Porque allá donde estés, si es que hay un allá, espero que te hayas dado cuenta de las tormentas que sembraste. Aún así, ya es hora de dejarte ir. Y bailaré sobre tu tumba. Adiós.

Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son los últimos versos que te escribo. Para decir con Dios a mí me sobran los motivos.

P.S. No es un mensaje cifrado. Simplemente había que sacarlo fuera, hacer catarsis y no creo procedente dar más pistas. Gracias por la comprensión.


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