miércoles, 6 de marzo de 2013

Cómo sobrevivir al transporte público


Hace unos meses que empecé en un proyecto nuevo. A este proyecto tenía que ir en transporte público porque está en el centro de Madrid.

vias biblioteca


Eso es lo peor que iba a llevar (bueno, al final ha sido el tema de los tupper, pero en fin...) después de muchos años yendo a trabajar en coche. Vamos, que en mi casa decían que iba al baño en coche, para que os hagáis una idea. Al principio, volver a acostumbrarme fue un suplicio: horarios de autobús urbanos y cercanías (que yo vivo en Valdemoro y hay que estar pendiente), escaleras en el metro, estrecheces, empujones,... puffffffff... Los primeros días llegué a casa con agujetas y todo. Pero hubo algo positivo, muy positivo. Gané horas para la lectura. Volví a devorar libros como cuando era estudiante. ¡¡Cómo me gusta leer!! Es que yo me evado de todo mientras estoy leyendo. Para mí no existe más vida que la de los personajes de mis libros. Además, leo los libros aunque no me convenzan. Y los releo. Soy una gran relectora. Porque en la segunda, tercera, enésima lectura sigo encontrando detalles, giros del escritor y particularidades que me siguen sorprendiendo.

Una cosa que me gusta hacer con los libros es empezar por el final. Me explico. No leer el final en sí mismo. Sino leer la última frase. La última frase no dice nada por sí misma. Normalmente no puedes desentrañar nada de esa lectura. Por muchas conjeturas que hagas y muchas vueltas que le des al tema, no suele tener nada que ver con el título del libro. Pero a mí me gusta.

Otra cosa que me gusta hacer es mirar lo que lee la gente en el tren, en el metro. E imaginar, si es algo que ya he leído, si esa persona se dará cuenta de eso que me llamó tanto la atención, aquello que me hizo reír o lo otro que me hizo temblar. Muchas veces me dan ganas de preguntar al lector por su opinión, intentar establecer una conversación en torno a ese libro, que sin saberlo, nos ha unido temporalmente. Pero me cohibo, y prefiero seguir viviendo mi historia en mi cabeza. Algún día lo haré.

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