Lo que más me gusta en la vida es
imaginar, sin lugar a dudas. Podría
vivir una vida completa solo en mi imaginación, no de color rosa, pero
si con "relativo antojo".
En este mi mundo de fantasía puedo vivir
experiencias y tener sensaciones que posiblemente no tenga en toda mi
vida. Vamos, es lo que dice mi madre, que tengo muchos pájaros en la
cabeza. Por cierto, mamá, que esos pájaros son los que el día a día no
sea tan
gris.
Llevando mi mundo de fantasía a la
vida real
es
cuando comienzan los conflictos. Conflictos porque hay ciertas cosas que
son imposibles de trasladar a la
vida real. Y de ahí, la sodomización.
Es decir, me "
despierto"
de mi mundo.
Esto es un fuerte contraste:
por ejemplo, fantasear conque tienes en la cuenta un dinero x y luego
realmente tener x-1000...
Pero, eso no
es tan
impactante, al menos para
mí. Lo realmente chocante es darte cuenta de que quienes te rodean no
son como en tu pensamiento. Posiblemente, es con lo que más me cuesta
convivir. Es inevitable
cuando conoces a alguien
tener
expectativas sobre esa persona. Es la fantasía hecha realidad. Además,
los ojos con los que yo mire a alguien no será igual que con los que te
mire otro. Con lo que nuestras expectativas serán diferentes, y si las
expectativas se comparan con la realidad, el constraste será menor (o
mayor, según
corresponda).
Según
mi palentino favorito el error
consiste en tener expectativas sobre la gente. ¿Es
que acaso no
esperamos todos que al menos sean sinceros con nosotros? Vale,
cierto,
Ote, cuando las expectativas no se cumplen, viene la sodomización, pero,
¿se puede vivir sin las esperanza de que alguien se comporte contigo
como tú lo haces con ese alguien?
Así
que, sinceramente, a pesar
de la sodomización, prefiero confiar en la bonhomía como definición y
por definición para toda la
gente. Y asumo lo que venga, aunque me
vuelva loca.
P.S. Esta entrada va dedicada a mi compañero Sergio, que fue quien dijo la frase y a partir de ahí salió el post.
No hay comentarios:
Publicar un comentario